Nace en la ciudad de Valencia
el 7 de mayo de 1931, ingresando muy joven en la Escuela de Artes y Oficios de
San Carlos, donde adquirió la base de sus conocimientos artísticos.
Emigra a Argentina a los 19 años de edad, donde permaneció entre 1950 y 1988.
Allí se casó y tuvo a sus dos hijas, la cuales residen allí junto a varios
nietos. En estos casi 40 años desarrolló diversas actividades relacionadas con
el mundo del arte, y en especial la pintura y la restauración. Así, perteneció
a la nómina del taller de Restauración de Antigüedades de los Hermanos Osona,
donde trató diversos campos como la talla, la cerámica, el marfil, la cera y
hasta se las vio con algún Picasso.
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Mural número 6. Basílica de la
Esperanza. Málaga. |
De su estancia americana hay
que destacar las siguientes exposiciones pictóricas:
Individuales: Galería Menéndez Pidal de Córdoba (1961), Galería Paideia de
Córdoba (1963), Casino Español de Córdoba (1965), Casa de España en Córdoba
(1978)
Colectivas: Casino Asturiano de Buenos Aires (1955), Colegio Arquitectos de
Córdoba (1960), Galería Gutiérrez y Aguad de Córdoba, Galería Osona de Córdoba y
Santa Bárbara de California (1970), Galería Gutiérrez y Aguad (1978 y 1980).
Al regresar a España decide afincarse con su esposa en Casabermeja (localidad de
interior a 16 km. de Málaga) ya que un primo suyo también de origen
valenciano, D. Sergio Ferrero, era párroco de este pueblo.
Este cura introduce a Julio en
el mundo de la cerámica y la alfarería, por lo que se puede afirmar que estamos
ante un caso de encuentro tardío de un artista, ya experto y
consolidado, con unos nuevos modos de trabajo. Así, abre un pequeño taller
adosado a la Parroquia de Ntra. Sra. del Socorro, donde comienza a restaurar
diversos elementos de la misma y a trabajar con un pequeño horno con figuras
para Nacimientos.
En el año 1989 la entonces incipiente cofradía malagueña del Monte Calvario, por
mediación de su hermano mayor D. Salvador Villalobos, contacta con Julio y le
propone que realice un conjunto de mosaicos para una exposición benéfica bajo el
título de I Muestra de Cerámica Cofrade Malagueña, que tuvo lugar en la
Cuaresma de 1990, con un gran éxito de público, critica y ventas, en la sala de
exposiciones de la antigua Peña Malaguista.
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Julio Hernández Varela en la
puerta del Museo-Taller de Cerámica de Casabermeja |
Esta fue, por tanto, su
presentación oficial al mundo cofrade malacitano, que reconoció su gran calidad,
hecho que se plasmó en el encargo en 1992 de los 6 grandes murales exteriores de
la Basílica de la Esperanza de Málaga. Julio recoge la apuesta del entonces
hermano mayor, D. Manuel Narváez, que pese a contar con opciones de llevar
el trabajo a consolidados talleres hispalenses, apostó por encargar esta ingente
obra a un artista de menos renombre, en ese momento, en esta faceta. El
resultado final fue sorprendente tanto por su calidad como mensaje evangélico,
elegido personalmente por el autor.
En la década de los 90 del siglo pasado se instala en Málaga, en concreto en la
calle Lorenzo Correa, en la zona de Ciudad Jardín, y finaliza el siglo con una
estancia de 3 años en Argentina (entre 1999 y 2002) que frena en parte sus
múltiples encargos por entonces.
Así, compagina piezas pequeñas (como María Auxiliadora de 1995 para el V
Congreso Mariano) con encargos de gran tamaño, como los murales de la Ermita de
la Virgen Candelaria de Colmenar o para el Colegio de los Olivos de Málaga.
En este periodo participa, asimismo, en múltiples exposiciones cerámicas de
temática general como en la Sala Antigua Alfarnate (1989), Sala Exposiciones
Finca el Portón de Alhaurín de la Torre (1994), Sala Exposiciones Unicaja (1995)
o Galería de Arte Denis (1996).
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Primer taller en Casabermeja, adosado a la Parroquia |
Tras su regreso de Argentina en
2002, volvió a afincarse en Casabermeja, y es cuando comienza con su primo
Sergio a fraguar la idea de crear un Museo Taller de Cerámica en esta villa, que
tras múltiples gestiones y la especial ayuda del Consistorio abrió sus puertas
el pasado 27 de octubre de 2007, con el objetivo de conservar y difundir el
legado cerámico de la cultura española y malagueña e investigar e incrementar
este patrimonio con piezas tanto de la provincia como de otras localidades,
incluidas extranjeras, además de que sea un centro de aprendizaje de las
distintas técnicas al uso.
Sus dos últimas exposiciones cerámicas (a dúo con su primo Sergio) han versado
sobre el Quijote y la Cerámica en el año 2005, en la Diputación de
Málaga, y Mosaicos y Cerámica, en 2006 en la Casa de la Cultura de
Alhaurín el Grande.
Julio Hernández derrocha una gran energía a sus ya 77 años de edad,
subiendo casi a la carrera las grandes cuestas del pueblo, como la calle Real, y
sueña con que el recién nacido museo se vaya consolidando con aportaciones de
otros artistas y se convierta en un referente de la zona. |